Elijo este medio impersonal, intentando comunicarte esto que es tan personal.
Mi querido amigo:
Te escribo porque es la única forma que encuentro para poder comunicarte esto. Cobarde lo sé, pero no estoy preparada para verte flagelar. Te pido disculpas si te ofendo, solo pretendo ayudarte.
Sabés, seguramente lo sabés, que la vida está constituida básicamente una cadena que comprende dos eslabones: los buenos y los malos. De los primeros no hay mucho que decir, ya que nadie se queja de ellos, de hecho muchos alardean cuando éstos son repetidos y constantes.
En cuanto a los segundos, bueno, estás bastante capacitado.
Si, comprendo que en este momento tu alma se encuentra destruída, pero recordá que no vale la pena ahogarte en el dolor si no tenés la intención de salir a la superficie renovado. Entiendo que con tu cuerpo intentes al menos mitigar un poco de ese sufrimiento que sentís por dentro; comprendo, también, que sentís que es tu último escape de ese callejón sin salida en el que estás. Pero no. No es la forma ni el lugar, no te tenés que autoflagelar y te prometo que tenés otros caminos.
Aprendé, es lo que te puedo decir. Siempre hay un motivo para vivir, solo hay que encontrarlo. No escapes, no escapes de la vida ni de los problemas, enfrentalos, si las cosas no salen como esperas: con la frente en alto y con mucho orgullo recuerda que te confundiste, pero que diste lo mejor de vos. Años más tarde cuando veas no solo las marcas de tu alma, sino también las de tu cuerpo, recordarás que encontraste la forma de salir adelante.
Lleva en el corazón un talismán protector e imaginario que reze "nada es imposible", porque realmente nada lo es. Solo basta con quererlo con todas tus fuerzas para éste se cumpla. Agradece a la vida de que estás aca. Y cuida a tu cuerpo porque con él vas a vivir lo que dure la misma.
No vale la pena autoflagelarte amigo, con eso no exteriorizas un dolor interno, al contrario, creas uno nuevo, solo hablando del mismo te puedes quitar del pecho la opresión, pero el dolor... va a pasar cuando tenga que pasar. Aprende a convivir con el, y no intentes engañar a tu mente, que reconoce y diferencia ambas clases de sufrimiento.
Te prometo, con la mano en el corazón, que todo pasa, tarde o temprano, absolutamente todo se conviente en un recuerdo y cuando menos lo esperes esto sucederá.
Volverá tu sonrisa y volverá mi felicidad.
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